Nos encontramos
con un drama romántico y algo
melodramático, con un tono hiperrealista y desenfado aunque enfadado en el caso
de Maléfica.
En cuanto al
encuadre hemos podido observar las distintas tonalidades utilizadas para
mostrar la maldad (oscura) o bondad (coloreadas) de las hadas y con ello los
diferentes poderes mágicos inmersos en el relato.
La princesa
recibe distintos encuadres, dependiendo de su edad: cuando es bebé aparece en
planos generales y de jovencita, su primera aparición se produce mediante un
plano americano.
Por supuesto, la culminación del matrimonio con el consabido final feliz, se escenifica con grandes planos generales, que al poder permanecer más tiempo en pantalla, permiten despedirse de sus espectadores/as con un mensaje adoctrinador.
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